Con la entrega de pasaportes y partidas de nacimiento, Austria oficializó el reconocimiento del tercer género en los documentos de identidad del país.
La entrega de estos primeros documentos se produjo casi un año después de la sentencia del Tribunal Constitucional, que falló a favor de que las personas intersexuales, es decir con características femeninas y masculinas simultáneamente, debían tener derechos a una categoría propia.
La decisión fue posible gracias a una larga batalla judicial iniciada por el austriaco Alex Jurguen, quien recibió los documentos muy temprano.
El abogado de Jurguen, Helmut Graupner, criticó al primer Ministro del Interior, el ultraderechista Herbert Kickl, de establecer trabas burocráticas para retrasar el reconocimiento del tercer género, pues en diciembre ordenó que este se permita con el certificado de un comité médico.