No hay duda que muchas personas aman a sus mascotas hasta la muerte, algunos incluso hacen preparativos legales para asegurar el bienestar de sus animalitos si parten a mejor vida antes que ellos. Es por ello que les dejan como herencia en ocasiones hasta ciento de miles de dólares como herencia.
En algunos casos, parte del dinero que dejan como herencia es para las personas que llegan a adoptarlos el resto es para los gastos del animal, como alimentación , limpieza y posibles intervenciones médicas. Y es que para muchos de sus dueños son una responsabilidad tremenda y su bienestar trae muchos gastos y carga financiera a largo plazo.
Esta práctica en como un seguro para garantizar un vida de tranquilidad para la mascota. Solo por dar un ejemplo, la multimillonaria de Nueva York, Leona Helmsley, dejó a su perrita, Trouble, 12 millones de dólares en su testamento.
Esta perrita maltesa blanca se convirtió en una rica heredera cuando Helmsley, conocida como la 'Cruella de Vil' de Nueva York, murió en 2007 a los 87 años. Poco después, Trouble se retiró a Florida, como hacen muchos estadounidenses, donde residió en el hotel Helmsley Sandcastle, de la localidad de Sarasota, bajo los cuidados del director general del establecimiento. Años después, cuando la can falleció fue enterrado al lado de su de dueña original, tal como lo había pedido en vida.
Para que el animal viva de manera digna cuando su dueño desaparezca, existen diferentes fórmulas legales. Una persona puede señalar en su testamento que su animal sea el beneficiario, indicando que una cantidad de su dinero se destine a ese fin, como cuidados, manutención o asistencia veterinaria. Su cumplimiento podrá ser vigilado por un albacea.