Miembros del movimiento "chalecos amarillos" volvieron a desatar la violencia en la ciudad de París, Francia, donde se registraron enfrentamientos con la policía, saqueos e incendios, que terminaron con decenas de heridos de distinta consideración y cientos de detenciones.
Mientras algunos grupos coreaban lemas anticapitalistas o antipoliciales, otros erigieron barricadas o atacaron lujosas tiendas (Hugo Boss, Lacoste, Nespresso) y restaurantes frecuentados por famosos. La ciudad estuvo prácticamente paralizada y desierta este sábado 16 de marzo.
A poca distancia de los escaparates destrozados, junto al Arco de Triunfo, otros manifestantes, muchos de ellos vestidos de negro, lanzaron adoquines a la policía, que respondieron con gases lacrimógenos y cañones de agua.
Según cifras comunicadas por el ministro del Interior, Christophe Castaner, unas 8.000 personas, de todas las edades, se manifestaron este sábado en la capital francesa, entre ellos 1.500 ultraviolentos.
Presentada como un "ultimátum" al presidente galo, Emmanuel Macron, esta nueva movilización se produce tras una serie de debates en Francia con los que el Gobierno esperaba canalizar la ira de los manifestantes y hacer emerger propuestas concretas.
Las autoridades, por su parte, afirmaron que no permitirán la violencia. Informes situaron los detenidos en más de 230.
