El científico australiano David Goodall pidió a amigos y familiares terminar con su vida. Durante la celebración de su cumpleaños número 104, el hombre dijo una frase que sorprendió a muchos “No estoy feliz. Quiero morir”.
Su deseo pronto será concedido, ya que, esta semana, el anciano de más de cien años viajará a una clínica en la ciudad de Basilea, ubicada en Suiza, para aplicarle la eutanasia. “Y si uno elige morir, entonces eso debería ser lo suficientemente justo.No creo que nadie más deba interferir", señaló.
Goodall es el científico más longevo de su país, no padece una enfermedad terminal, pero su condición física se ha deteriorado lentamente con el paso de los años. Y aunque en su país, el Estado de Victoria, ya legalizó la muerte asistida, Goodall no puede concretarlo porque únicamente es para pacientes en estado terminal.
Vale mencionar que la eutanasia voluntaria no es legal en su estado natal, por lo que ahorró màs de 25 mil dólares para cumplir su ùltimo deseo, apoyado por su familia.