En Argentina durante 11 años un can llamado “Capitán” cruzaba cada día a las seis de la tarde el cementerio municipal de la localidad cordobesa de Villa Carlos Paz para acostarse junto a la tumba de su dueño, Miguel Guzmán, muerto en 2006. El fiel amigo tenía 16 años. La insuficiencia renal crónica que padecía le provocaba vómitos y un estado de somnolencia. Había perdido la vista y apenas podía caminar. Pese a ello, "Capitán" seguía acudiendo a su cita para permanecer al lado de los restos de su amo.
Este domingo, los cuidadores del cementerio lo encontraron sin vida. Una penosa noticia para todos aquellos que lo conocían y seguían su historia.
Varios vecinos han pedido que se entierre a Capitán con los restos de Guzmán y se levante un monumento que recuerde su historia.