Bajo el grito ‘tenemos hambre’, miles de venezolanos salieron a las calles en lo que fueron las últimas protestas del año debido a la escasez de comida, agua y gas. Maduro atribuyó esta escasez a un sabotaje internacional.
Y es que este 2017 ha sido un año difícil para Venezuela, ya que las manifestaciones contra el régimen de Nicolás Maduro han traído solo violencia y muerte. Más de 150 muertos y miles de heridos son el saldo de las intensas jornadas de protestas solo entre abril y agosto.
Los momentos más álgidos del año que termina fueron la toma de un cuartel en Valencia por parte de militares rebeldes; el ataque al Tribunal Supremo de Justicia y las protestas contra la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, órgano plenipotenciario con el que Maduro buscó eternizarse en el poder y que a pesar de las denuncias de fraude se instaló.
Por si fuera poco, a Venezuela se le sumó el problema de la división de la oposición. Pese a este fraccionamiento, la oposición y el oficialismo iniciaron un diálogo que hasta el momento no muestra resultados concretos.
La oposición exige elecciones, ayuda humanitaria y liberación de presos políticos, mientras que el Chavismo pide el cese de las sanciones económicas que le impuso Estados Unidos, esto último ha complicado la reestructuración de su deuda externa que asciende 150 mil millones de dólares.
El país cierra el año con una inflación por encima del 2000%, la escasez se recrudeció, Maduro subió el salario mínimo 5 veces y la comunidad internacional criticó duramente al régimen que arremetió contra todos los que pudo.