Los familiares de las dos peruanas que fueron asesinadas en Buenos Aires se pronunciaron al sobre el hecho. Ellas estaban desaparecidas desde el pasado 28 de enero, pero los cuerpos de ambas mujeres se encontraron el día martes, enterrados en el jardín de una casa de campo, ubicado en la comuna de Punta Lara que está a unos 49 kilómetros de la capital argentina.
Las víctimas responden al nombre de Maruja Chacón Pérez (50) y Shirley Cielo Barrientos (15), quienes eran madre e hija. Por su parte, sus allegados esperaban noticias desde hace 10 días aproximadamente. “Llaman diciéndonos que habían encontrado a mi mamá y hermana muertas (…)”, señala uno de los parientes.
Según la información que fue dada por agentes policiales y conocidos de unas de las fallecidas a los dos hijos que residen en Lima. Los cadáveres estaban dentro de un hoyo y bajo una parrilla. “Desnudas, en frazadas, en bolsas de nylon. Primero la mataron a mi mamá y a las 24 horas…porque han visto conversando a mi hermana, la matan y la ponen en el mismo hueco que a mi mamá y en el medio de las dos un cuchillo”, indica Douglas Barrientos.
Con respecto al autor del crimen, familiares de las peruanas asesinas sospechan de un sujeto llamado Hugo Marcos Amiel, ex militar argentino de 45 años, que conoció a Maruja Chacón hace dos meses y que además le ofreció un puesto laboral. “Este tipo le había invitado a mi mamá a un asado, un fin de semana para comer tranquilos. Ahí mismo han encontrado los cadáveres”, indicó un allegado.
Luego de la desaparición de madre e hija, esta persona abandonó su trabajo. Actualmente se desconoce su paradero. “Este tipo ha renunciado hace unos días, ha pedido préstamos al banco y se fue, los diarios como el Clarín investigaron y el tipo les dijo a sus amistades que había realizado alguna tontería y que por tal motivo se debía retirar”, precisaron.
La Cancillería, mediante un comunicado informó que un juez habría ordenado prisión preventiva para el presunto asesino. Las compatriotas habían llegado a la República Argentina hace una década, luego que la madre de familia enviudó, pero a la vez debía mantener una casa en el distrito de Villa El Salvador, así que no dudo en viajar para allá y trabajar como enfermera geriátrica.
