Restos de animales muertos, piel, espinas e insectos disecados son los principales insumos que utiliza la artista británica Tessa Farmer, para realizar sus impresionantes y diminutas esculturas.
El arte de Tessa está inspirado en el mundo de las hadas y se vende con éxito en muchos países. Dice que la mayor parte de su materia prima la encuentra cuando va por la calle, aunque también sus amigos han contribuido a la enorme colección de la que se nutren sus obras.
Para la artista, crear estos mundos en miniatura no solo la han ayudado a tener un gran negocio. Trabajar en ellas le ha permitido superar la profunda depresión que sufría.