Algunos puntos de “El acuerdo de paz” no gustaron a los colombianos. Uno de ellos fueron las penas a los guerrilleros.
El acuerdo establece que las condenas que recibirían dependerían de cómo y cuándo confesaran sus crímenes. Si lo hacían al comienzo del proceso y pedían perdón podrían no ir a la cárcel y hacer una reparación simbólica. Los que no, enfrentarían condenas de entre cinco y 20 años, aspecto que para muchos es una justicia a medias.
Una parte fundamental del acuerdo, es la transformación de las FARC en un partido político.
Dadas estas condiciones, el grupo guerrillero recibiría más de 2 millones de dólares del Estado para formar el partido y tendría garantizados como mínimo 5 escaños en el senado y 5 escaños en la cámara baja, durante dos periodos electorales.
Asimismo, cualquier líder de las FARC podría ocupar esos escaños, así sea culpable de crímenes de lesa humanidad.
El tercer punto y no menos importante es la reparación a las víctimas. Aunque hay un compromiso de las FARC, no se especificó si esa reparación será material o simbólica.
Un cuarto punto son los beneficios económicos que recibirían una vez que comiencen la desmovilización. En concreto recibirían 680 dólares una vez salgan de las zonas de concentración y 2720 dólares para emprender un proyecto productivo.