Hace tres décadas se convirtió en ventrílocuo, fabricó una muñeca, la llevaba en una valija con él a todos lados, le engrió al extremo y se enamoró de ella.
Tres características hace de este ventrílocuo único en su país y en el mundo: primero, que su herramienta de trabajo no es un muñeco sino una muñeca; segundo, que la fabricó él mismo inspirado en lo que es su ideal de mujer y tercero, que se enamoró de su propia creación, aunque no parezca real, así lo afirma el romántico argentino.