Pedazos de hielo esparcidos y litros de agua vertidos sobre el mar, es así como las capas de hielo en el Ártico se desmoronan, representando su segundo nivel más bajo del año desde que se comenzaron a realizar los registros por satélite en 1978.
El último 10 de setiembre, alcanzó una superficie de más de 4 millones de kilómetros cuadrados, casi parecida a la del 2007, según un reporte del Centro de Datos de Hielo y la Nieve, y la Nasa.
Para Greenpeace, la superficie helada registrada este año es una prueba más de que la disminución alarmante del hielo continúa sin cesar y por ello, urge proteger el Ártico.
El hielo en el Polo Norte ayuda a mantener la estabilidad en la temperatura del planeta y su reducción puede afectar gravemente el ecosistema.