Siria sigue siendo escenario de violentos atentados contra la población civil. Este lunes, más de 100 personas murieron por la explosión de siete coches bomba en las localidades costeras de Tartus y Jableh, ambas controladas por el régimen de Bashar Al Assad.
Los estallidos se produjeron cerca de dos estaciones de autobús. Al menos dos de los atentados fueron obra de terroristas suicidas.
El Estado Islámico se responsabilizó de los ataques. Según las autoridades, el número de fallecidos aumentaría con el paso de las horas.