Una vez más, decenas de miles de personas en Francia se manifestaron contra la reforma laboral que impulsa el gobierno de François Hollande. Y como en anteriores ocasiones las protestas y marchas terminaron con altercados y enfrentamientos con la policía.
Los efectivos se vieron obligados a utilizar gas lacrimógeno para dispersarlos. La reforma pretende dar más flexibilidad a las empresas, sobre todo en materia de organización del tiempo de trabajo y despido.
Incluso podrían elevar la jornada de 35 horas laborales por semana a 48 en temporada alta. Los sindicatos esperan incrementar la presión para que se retire el proyecto que comenzará a ser debatido en el parlamento el próximo martes.