El fenómeno natural golpeó las ciudades de Hoshigaya y Noda, ubicadas cerca de Tokio, y destruyó a su paso casas, fincas y fábricas. Se calcula que cerca de 33.000 hogares de la región perdieron el suministro eléctrico y más de 60 personas resultaron heridas.
Testigos asegurarn que el tornado era tan fuerte que "el viento arrancó un almacén de sus cimientos y lo lanzó hacia otros edificios".
Entre las víctimas, hallaron a un hombre que sufrió una fractura de cráneo y dos niños a quienes les cayeron esquirlas de ventanas rotas en la escuela de primaria donde estudian.
Por el momento, a los residentes se les impide acceder a sus viviendas por temor a un colapso. Algunos postes de electricidad resultaron dañados y varios de ellos cayeron, aumentando el nivel de los daños.