Angelo Mastropiero hace alusión a su apellido (‘maestro de la piedra’) a la hora de abandonar la ruidosa urbe para irse a vivir a una cueva. Él conoció por primera vez esta cueva cuando buscó refugiarse allí durante la lluvia cuando viajaba en bicicleta.
Para acondicionar la cueva según sus intereses y mayor comodidad, este millonario invirtió más de 200 mil dólares en perforar la más de 80 toneladas de roca. Además tuvo que penetrar el suelo para encontrar una fuente de agua dulce.
Mastropiero padece de esclerosis múltiple, una enfermedad del sistema nervioso central que provoca a quien la padezca vaya perdiendo la movilidad de forma paulatina. Esto hizo que Angelo recapacitara sobre su estado físico y decidiera llevar un estilo de vida más saludable, también una vida lejos del estrés.