Huaylas es un vocablo quechua que significa ''juventudes''. Esta palabra designa tanto a la música como a la actividad misma. Su origen es la trilla nocturna de los granos tras la cosecha. De allí, proviene el fuerte zapateo característico y la danza, representa el vistoso galanteo del macho a la mujer del chihuaco o zorzal, ave que abunda en Junín.
Ejecutado normalmente por bandas y orquestas de metales, tiene una identidad propia que ha ido a más con el pasar de los años, sobre la música se interpreta con saxos de diversos tamaños, clarinetes, violines y arpa.
El huaylas es una danza típica donde los bailarines imitan los movimientos que realizan en el campo durante la siembra de la papa, se ejecuta con fuerza, habilidad y destreza, permitiendo entre los varones una competencia sana. Los bailarines ejecutan un contrapunto de habilidad, con vigor y energía, mostrando creatividad y tratando de ser el mejor del grupo.
Las damas llevan ropa bordada con varias polleras. El chaleco del varón es también bordado y los pantalones acampanados con una abertura en el botapié con una tela blanca que recuerda la ropa interior del huanca antiguo.
Cabe resaltar que el Huaylas se baila en una pista de madera con zapatos de tacón y las orquestas que acompañan a estos danzantes tienen un duelo aparte, con el propósito de llegar a ser los más populares.
En el 2005 esta danza fue declarada patrimonio cultural de la nación por el Ministerio de Cultura, según Resolución Directoral Nacional Nro. 192/INC. En el documento se reconocen las formas que la danza asume en la actualidad: el ritual tradicional y el mestizo moderno.