No son actores ni dobles de cine o participantes de algún concurso, son fanáticos a las caricaturas japonesas, muchos de ellos se han obsesionado tanto con los personajes animados que quieren parecerse a ellos.
En sus tiempos libres, estos jóvenes y no tan jóvenes preparan sus llamativas vestimentas, maquillajes y todos los accesorios necesarios para ser tan igual que sus personajes favoritos. No escatiman en gastos, pues para ellos no hay límite ni peros con tal de hacer lo que más les fascina.
Pero aunque sea una extraordinaria expresión de arte, no es bien vista por todos. A pesar de ello continúan adelante con su pasión ya sea para rendir tributo a las animaciones japonesas o porque encuentran en los personajes algunas similitudes con su personalidad.
No importa el continente o país, esta afición traspasa fronteras. Ya sea para asistir a convenciones, concursos o simplemente se reúnen entre amigos. Cualquier excusa es perfecta para vestirse así.