Dos ciudadanos indios dejaron con la boca abierta a los asistentes del programa de récords Guinness, con acto extremo en el que tenían que romper cocos, pero con los ojos vendados.
Uno de ellos se echó y colocaron varios cocos alrededor de él, mientras que a su compañero le cubrieron sus parpados con sal para que no los abra y los aseguraron con una venda negra.
Acto seguido le dieron un mazo para que rompa los cocos, y al conteo de tres iniciaron su acto de extremo peligro.
Rápidamente comenzó a romper los cocos con rapidez ante la preocupación y angustia del público, pues un mal cálculo sería fatal.
Finalmente cumplieron el reto y rompieron el récord del mayor número cocos aplastados alrededor de una persona.