Lima atraviesa una alarmante ola de violencia. El reciente fin del estado de emergencia, defendido por la presidenta Dina Boluarte y el ministro del Interior, Juan José Santiváñez como “eficaz”, no logró contener al crimen organizado. Pese a las declaraciones de éxito, los sicarios actúan a plena luz del día, dejando tras de sí una estela de asesinatos, extorsiones y amenazas, como en el caso de Erick Moreno Hernández, alias “El Monstruo”, y su banda “Los Injertos del Cono Norte”. Estos grupos han convertido las calles de Lima en zonas de guerra, cobrando vidas de mototaxistas, colectiveros y pequeños empresarios.
Las cifras son desalentadoras: en los primeros ocho días de 2025, ya se han registrado 43 homicidios, un incremento del 34% respecto al mismo periodo del año anterior. Entre las víctimas se encuentra Mario Sernaqué Regalado, asesinado por sicarios del “Tren de Aragua”, una organización transnacional venezolana que disputa con “Los Injertos” el control del cobro de cupos en Lima Norte. El asesinato fue perpetrado en plena vía pública, evidenciando la falta de control y la creciente amenaza que representan estas bandas para la seguridad ciudadana.
La extorsión también ha alcanzado niveles críticos en el país. Empresas de transporte y pequeños negocios reciben amenazas constantes. En Ate, un conductor sobrevivió a un atentado tras negarse a pagar el "cupo" diario exigido por estos grupos. La respuesta estatal ha sido insuficiente, con una Policía Nacional visiblemente agotada y limitada, enfrentándose a redes criminales con estructuras complejas y apoyo logístico que supera a las fuerzas de seguridad.
SE NECESITA ESTRATEGIA INTEGRAL
La falta de un sistema de inteligencia efectivo y la inacción política agravan el problema de la criminalidad. Expertos como Juan Carlos Liendo, exjefe de la DINI, señalan que el crimen organizado ha superado las capacidades policiales y gubernamentales, y exigen una estrategia integral que aborde las raíces económicas, sociales y políticas de este fenómeno. Mientras tanto, Lima continúa sumida en un panorama de violencia e incertidumbre y los vecinos claman mayor seguridad para evitar actos delictivos.
