La comicidad peruana está de luto. Rodolfo Carrión, más conocido como ‘Felpudini’, falleció a los 75 años luego de batallar durante varios años contra el cáncer de pulmón. El artista, recordado por su talento y su capacidad para hacer reír en programas como Risas y Salsa y El Jefecito, dejó un legado imborrable en la televisión peruana. Su actitud positiva y su sentido del humor lo acompañaron hasta el final, enfrentando la enfermedad con una sonrisa que inspiró a muchos.
UNA LUCHA VALIENTE Y POSITIVA
En marzo de este año, Rodolfo Carrión concedió una entrevista a un programa de espectáculos, donde habló abiertamente sobre su estado de salud. A pesar de que el cáncer avanzaba y afectaba su respiración, ‘Felpudini’ nunca perdió el ánimo. “Para todo en la vida hay que tener actitud y ponerle pecho”, decía, demostrando su resiliencia. En sus propias palabras, la muerte no era algo que lo preocupaba, pues sabía que “tarde o temprano, nos llega a todos”.
El comediante siempre mantuvo su espíritu juvenil, fiel a su personaje de Robin, y compartió su filosofía de vida: “Nunca dejes entrar al viejo a tu casa, el día que entre a tu casa el viejo se queda y ya no quieres hacer tus cosas. Yo nunca dejo entrar al viejo a mi casa”. Con estas frases, Carrión mostró una actitud desafiante ante la adversidad, convirtiéndose en un ejemplo de lucha y optimismo para sus seguidores.
UN LEGADO EN LA TELEVISIÓN Y EL CINE
Nacido en 1949, Rodolfo Carrión construyó una sólida carrera en la televisión peruana desde los años 80. Su habilidad para crear personajes entrañables y su capacidad para la improvisación lo hicieron destacar en programas emblemáticos como Risas y Salsa y Mil Oficios en Panamericana Televisión, donde interpretó al Dr. Jaime Matallana.
Además de su éxito en la televisión, Carrión también incursionó en el cine, participando en películas como Macho Peruano que se Respeta y Asu Mare 3. Su popular frase “¡No te lo puedo creer!” se convirtió en un sello personal que lo acompañó a lo largo de su trayectoria. Felpudini se ganó el cariño y la admiración de varias generaciones que crecieron viéndolo en la pantalla, consolidándose como una de las figuras más queridas del humor peruano.