Cuando el otrora juez supremo, César Hinostroza, se fugó en octubre del año pasado, la vergüenza sacudió a todo el país. Desde el inicio se dijo desde el Ejecutivo que, si bien asumían su parte, había responsabilidades compartidas.
Como ya es una práctica habitual y preocupante, una vez más, nuestras autoridades no nos dijeron toda la verdad. El Congreso sí se demoró en hacer llegar el expediente de las acusaciones aprobadas para tomar medidas restrictivas más severas, es cierto.
Pero antes, sí se habían solicitado otras medidas que debieron evitar la fuga. Todo esto se nos ocultó. Tres oficios de parte del fiscal Pablo Sánchez, pidiendo videovigilancia las 24 horas que, según todo indica, fue burlada. Ya sabemos cómo terminó.
Eso es lo que no nos dijeron: que el Ejecutivo no estuvo atado de manos, sí tenían instrumentos de control, pero se falló. ¿Por qué no lo dijo con transparencia, en ese momento, el Primer Ministro? Karina Novoa y Eduardo Cobos presentan todos los hechos en Panorama.