Hace unos días tuvo lugar una sorprendente intervención. No ocurrió, en algún distrito marcado por la delincuencia, sino al interior mismo de un penal: puntualmente en el penal de Lurigancho, pabellón número 7.Lo que se encontró en la intervención fue aún más insólito, cárceles llenas de lujos cuyas puertas contaban incluso con ojo de pez para ver quién tocaba.
¿Quién estaba dentro? Un exsecuestrador convertido hoy en extorsionador, el mismo que según la policía estaría detrás de la ola de atentados y crímenes en Villa El Salvador.