Los jóvenes universitarios se han convertido hace ya un buen tiempo en el blanco, en los ‘caseritos’ de los delincuentes, quienes aprovechan su vulnerabilidad para acecharlos y asaltarlos en los perímetros de los centros estudiantiles, sean universidades, academias o institutos.
Arrebatándoles sin piedad alguna sus herramientas básicas de estudio, sus laptops, que para muchos no es fácil adquirir y que hoy son prácticamente imprescindibles. Hasta ir a estudiar, y estamos hablando del futuro del país, tropieza con este terrible obstáculo.