Es natural que el cuerpo humano reaccione ante los cambios del clima. Y es que pasar del otoño al invierno no solo trae como consecuencia las enfermedades respiratorias, sino que nuestro organismo también adopta algunas características propias de la estación.
Por ejemplo, mucho se habla de la famosa ‘piel de gallina’. No es otra cosa que una reacción natural del cuerpo ante una sensación de frío. Los bellos se estimulan y provocan un mejor aislamiento contra el frío.
Otra característica propia del cuerpo en época de frío son los escalofríos. Se tratan de un reflejo para que los músculos se contraigan y relajen rápidamente. Por lo mismo, es normal que tiemblen las mandíbulas y los dientes.