Internacionales

Hace 8 meses

Estados Unidos se agrieta: la tierra se abre en distintos lugares por extracción de agua

"Más del 80 por ciento de los hundimientos de tierras, conocidos en los EE. UU., son consecuencia del uso de aguas subterráneas", señaló el Servicio Geológico de EEUU.

Foto: AZGS.



Sin agua. Enormes grietas aparecen en distintos lugares de Estados Unidos, en especial en la zona suroeste que comprende Arizona, Utah, Texas y California, al parecer por la extracción masiva de agua subterránea.

“Más del 80 por ciento de los hundimientos de tierras, conocidos en los EE. UU., son consecuencia del uso de aguas subterráneas, y es una consecuencia ambiental a menudo pasada por alto de nuestras prácticas de uso de la tierra y el agua", explica el Servicio Geológico de EE. UU. (USGS, por sus siglas en inglés).

Joseph Cook, encargado de investigar las grietas del Servicio Geológico de Arizona, explicó que al extraer el agua subterránea, el suelo pierde apoyo de esta masa, se comprime y se vuelve inestable, por lo que la tierra se hunde y se forman fisuras. 

Estas grietas suelen aparecer entre montañas y poseen el potencial de dañar carreteras, viviendas, canales y represas. También son una amenaza para las propiedades, el ganado y los humanos.

AGUA SUBTERRÁNEA SE AGOTA

Uno de los recursos que nos provee de agua dulce se encuentra en el subsuelo, pero alrededor de 40% esta en riesgo. De acuerdo a un reciente informe del New York Times, los acuíferos se están agotando más rápido de lo que se llenan, estas fuentes se abastecen de forma natural del agua procedente de las lluvias que se filtran al subsuelo, pero este mecanismo ahora ya no es suficiente.

Este es un grave problema porque los acuíferos proveen el 90% de agua dulce en los Estados Unidos, por lo que para los expertos, su descenso representa una grave crisis, pues habrán partes del país que simplemente no tendrán acceso al agua.

 


Temas Relacionados: Agua SubterráneaCambio ClimáticoEeuuGrietasInternacionales

También te puede interesar:

DENGUE