Lección de eficiencia. Hace unos días, un incidente en el centro de la ciudad de Fukuoka, en Japón, dio la vuelta al mundo. Las imágenes eran impactantes y mostraban cómo un gigantesco socavón de 30 metros de largo, 27 de ancho y 15 de profundidad, se ‘tragó’ una zona cercana a una estación ferroviaria.
Aunque casi milagrosamente el hecho no produjo víctimas, lo cierto es que su magnitud y los daños causados hacían de este una catástrofe. Sin embargo, a esta ingrata sorpresa le ha seguido una totalmente buena. Y es que, aunque parezca increíble, el daño ya ha sido arreglado.
Tal como suena: el agujero gigantesco que destruyó parte de una ciudad ha sido totalmente reparado. Según recoge Playground, a las pocas horas de reportado el accidente, los equipos ya estaban trabajando. Se necesitó hasta 6200 metros cúbicos de arena y cemento, pero eso fue todo.
Aunque se requirió algo más de tiempo antes de asegurar la zona para poder reabrirla al tránsito público, los medios locales informan que a los dos días estaba totalmente arreglado. El alcalde de Fukuoka, Soichiro Takashima, asegura que el suelo ahora será 30 veces más resistente que antes.
Asimismo, pidió disculpas por la posible causa del accidente, que habría sido las obras que estaban en marcha para ampliar una línea de metro de la ciudad. Estas obras ya han provocado accidentes similares anteriormente, informa la agencia Kyodo. La cuestión aún sigue investigándose.
Tal como sucedió con el accidente nuclear de Fukushima ocurrido en 2011 (uno de los mayores desastres nucleares de la historia), la efectividad japonesa ha aminorado al máximo las consecuencias de un desastre. Verdadera razón de orgullo nacional y un ejemplo al que deberían aspirar todos los países, especialmente en esta zona del mundo.
