Cinco personas murieron, entre ellas el presunto agresor, en un tiroteo producido en un hogar de una zona rural del estado de Washington, en el noroeste de Estados Unidos.
Los agentes de la Policía acudieron al hogar tras la llamada de un hombre, a quien encontraron apuntándose a la cabeza con una pistola y trataron de convencerlo de que no se disparara.
Sin embargo, tras horas de intentos de persuasión, el hombre terminó apretando el gatillo. En el interior de la casa, la Policía encontró los cuerpos de las cuatro víctimas y a una niña de 12 años que no resultó gravemente herida, pero que fue trasladada al hospital por precaución.