En 1997, un disparo accidental en su casa le destruyó la cara a Richard Lee Norris. El ciudadano estadounidense se sentía un extraño en su propio cuerpo, pues pasó años con el rostro totalmente desfigurado.
No se reconocía ante el espejo y era algo que le causaba demasiado dolor. Ante este problema, su familia tuvo que cubrir todos los espejos que había en la casa. Sin embardo, el joven decidió confiar en la ciencia y someterse a una audaz cirugía estética que le devolvería su identidad física: un transplante de cara.
Años después, Lee puede decir que recuperó casi la totalidad de su rostro. Y es que hasta fue tapa de la revista de moda GQ, una de las más populares de los Estados Unidos. Además logró que su historia se contara en el prestigioso diario The New York Times.