A pocos días de su gran momento de gloria, el trabajo se multiplica en esta pasarela gigante, ubicada en el centro de la ciudad, que durante los días de carnaval reúne a miles de turistas nacionales y extranjeros.
Y es que en estos 30 años el Sambódromo, oficialmente "A Passarela Professor Darcy Ribeiro", se ha erigido en alegoría de una ciudad llena de imágenes representativas y ha observado los cambios de un país que ha pasado de subdesarrollado a potencia emergente.
Tal vez era esa imagen la que tenía en mente Oscar Niemeyer, el arquitecto fallecido en 2012, cuando en 1984 recibió el encargo de diseñar un recinto al aire libre que mantuviese el espíritu popular del Carnaval y que diese calor a la mayor celebración de la preCuaresma del mundo.
Desde aquel día la trascendencia de los festejos superaron cualquier estimación que el más optimista de los ayudantes de Niemeyer tuviera en su mejores sueños y es que los visitantes que han llegado hasta el Carnaval carioca se cuentan por millones.
