El 31 de diciembre varias personas alrededor del mundo celebrarán la Nochevieja y darán la bienvenida al Año Nuevo con diversos rituales o cábalas.
Sin embargo, ¿por qué el año termina en esa fecha y no, por ejemplo, el 31 de mayo? La respuesta es simple y se remonta a más de dos milenios atrás en la ciudad de Segeda, capital de los belos, quienes eran un pueblo celtibérico que habitó el territorio de lo que hoy comprende España.
Un conflicto bélico tras el cambio
La historia cuenta que todo ocurrió cuando Roma le declaró la guerra a esta urbe, debido a varios factores como que había adquirido fuerza y valor estratégico para sus intereses.
Por esa razón y para adaptar el mando de las tropas, decidieron modificar el calendario que regía en el mundo occidental. Esto debido a que hacía falta elegir a los cónsules y eso normalmente ocurría cada 15 de marzo, que era el primer día del año político-administrativo romano.
Finalmente como había prisa para la guerra se cambió la fecha de elección de un cónsul y no un pretor, para el primero de enero. (Con información de ABC de España)