Hoy Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, se ha convertido en el símbolo de todo lo que nos advirtieron que pasaría si no cuidamos el agua. Azotada por la escasez, desde el 1 de febrero sus habitantes solo podrán usar 50 litros al día.
Pero esta nueva restricción para sortear el temible ‘Día cero’ (el peor escenario, quedarse sin agua), no va a evitar que, si los niveles de las presas no mejoran, desde el 12 de abril la población tenga que obtener un máximo de 25 litros diarios en uno de 200 puntos de distribución en la ciudad.
La única pregunta que cabe hacer aquí es ¿cómo se puede admitir esto en la segunda ciudad más poblada de Sudáfrica y entre los principales destinos del mundo? Patricia de Lille, su alcaldesa, calificó la crisis como “punto sin retorno”. Estas son cuatro razones.
1. Sequía. La prolongada ausencia de lluvias es evidente en la situación que atraviesa Ciudad del Cabo. Varios años consecutivos con escasas precipitaciones son la causa de una de las peores sequías del sigo en la región. Los niveles de las presas han caído en picado. De casi llenos en 2014, al 28% a inicio de este año. Con fe la situación mejoraría recién en mayo, en la temporada de lluvia.
Según publicó en el sitio Earther el especialista en sostenibilidad y planificación urbana en Ciudad del Cabo, Christian Alexander, llevará meses llenar las presas aunque sea un poco, y años hacerlo por completo. Es el fenómeno ‘El Niño’ lo que causa la sequía en el extremo sur de África.
2. Crecimiento demográfico. El continuo aumento del población de Ciudad del Cabo en los últimos años es la principal explicación de lo que ocurre ahora. En 1995 el crecimiento fue de un 80%: de 2.4 millones a los 4.3 millones de hoy. La capital alberga a un 65% de la población total de su provincia, Cabo Occidental, allí se espera un crecimiento similar en las siguientes décadas.
Una parte de la población cuestionó el creciente turismo de Ciudad del Cabo y su poca contribución al ahorro del liquido vital. Pese a ello, los turistas internacionales solo son el 1% de la población de Ciudad Cabo en temporada alta, señala la agencia promotora de turismo provincial Wesgro.
3. Sin fuentes alternativas. Definitivamente las infraestructuras y el planeamiento de fuentes alternativas fue superado en velocidad por el crecimiento poblacional, casi duplicado en dos decádas. Pese a proyectos como la presa del río Berg, plantas de desalinización, el reciclaje de agua, etc, estos se encuentran aún al 50%, lo que ha causado críticas contra el Gobierno.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), señala que el aprovechamiento de las aguas subterráneas puede ser clave (señalan que en la ciudad hay 22 000 perforaciones registradas gestionadas en forma privada). Pero haría falta análisis previos para su consumo humano.
4. Toma de conciencia. Un problema familiar. Aunque el consumo de agua de la población se ha reducido hace poco, un sector aún es reacio a acatar las medidas de racionamiento del Gobierno, Los datos dicen que solo el 40% ha limitado el consumo a los 87 litros diarios establecidos. Desde el 1 de febrero, el límite bajará a 50 litros diarios. La cifra antes de la crisis: 250 a 350 litros día.
Además están las desigualdades sociales. En asentamientos informales (mayor parte de la población), se usa menos del 5% del agua municipal total. La diferencia es abismal con los barrios ricos, de baja densidad y muchas casas donde solo vive una persona.
Mientras estos últimos son los que sufrirán más las restricciones desde el 12 de abril, los barrios pobres de la periferia que albergan también a inmigrantes, el ‘Día cero’ se vive hace años.