Esta semana, Al Sexto Día pudo comprobar el calvario que viven decenas de escolares en las afueras de Lima. Los pequeños no solo tienen que lidiar contra la pobreza, sino también contra el intenso sol que azota la capital.
Ellos no cuentan con algún tipo de movilidad escolar, por lo que se ven obligados a caminar largos tramos para llegar a su centro educativo. Y aún peor, la economía familiar no es suficiente como para comprar sombrillas o bloqueadores.
Este problema, sumado a la escasez de agua, hace que los pequeños tengan que soportar forzosamente las altas temperaturas, exponiéndose a contraer alguna enfermedad en la piel. Un riesgo que tienen que afrontar todos los días.