Morir por trabajar en Japón es pan de cada día. El denominado ‘Karoshi’, es un fenómeno que ya ha cobrado la vida de cientos de japoneses obsesionados con la productividad laboral. Las largas jornadas y pocas vacaciones han hecho surgir una oleada mortal de estrés.
En Japón una jornada semanal de trabajo puede llegar a las 60 horas, y en algunos casos hay personas que pueden alcanzar 18 a 20 horas diarias trabajando. Según señalan, actualmente en el país el 40% de los jóvenes se ven obligados a asumir empleos no permanentes.
Según se tiene registrado, el primer caso de Karoshi se dio en 1969, cuando un empleado del departamento de embalajes de una empresa de periódicos falleció víctima de un ataque al corazón a la edad de 29 años.
En la actualidad, este trastorno produce unas 10 000 muertes al año en el país.