Las bandas criminales a nivel de Latinoamérica han convertido las motos en su movilidad preferida. A través de estos vehículos livianos, los crímenes se ejecutan con precisión, rapidez, y la huida se da en cuestión de segundos.
Primero se utilizaban para robar celulares y bolsos, luego el sicariato y estos vehículos se volvieron en casi aliados inseparables.
Los reportes gubernamentales y de organizaciones como el Banco Mundial y Naciones Unidas coinciden que hay más menores de edad acusados de delitos graves como asesinatos en países como Argentina, El Salvador, Honduras, México o Uruguay. El problema también está presente en Colombia, Panamá y nuestro país.