Al menos 30 personas murieron tras un ataque aéreo perpetrado en un campo de desplazados internos por el conflicto sirio en la provincia de Idlib.
Los bombardeos han devastado muchas de las instalaciones y también las esperanzas de que los últimos altos el fuego declarados en Siria prosperen.
Las imágenes en las redes sociales muestran tiendas destruidas e incendiadas, así como los trabajos de los bomberos para sofocar las llamas y la evacuación de víctimas.