Una conmovedora historia de amistad se vive en Alemania. Sus protagonistas son Dylan Gerzmehlem, un chico alemán de 10 años que está en estado vegetativo desde que nació, y Tascha, una perrita.
Ella permanece horas tendida junto al niño y, en esos ratos, las máquinas que monitorean su respiración y su corazón reflejan mejorías en la salud del pequeño. Pero quizá esta relación tenga los días contados, aunque tanto la familia como los doctores creen que el vínculo entre el animal y el pequeño nunca podrá romperse.
Las autoridades de Brandeburgo, donde vive el chico y su familia, estudian separarles ya que la raza de Tascha es considerada peligrosa: ella es un Staffordshire Bull Terrier y, recientemente, mordió a otro perro de un vecino en una pelea.
Es por ello, que las autoridades piden que el animal sea trasladado o sacrificado. Sin embargo, ahora que la historia circula en los medios y redes sociales, todo un movimiento se está gestando para que Dylan y Tascha no sean separados.
Algunos, indignados, han llegado incluso a amenazar con protestas en las calles.